Lo que no puede ninguno imaginar es que no sólo es Cristobal el que lucha por su supervivencia, todos corren peligro. Ulises descubre que alguien ha manipulado los cables de la sala de máquinas, uniéndolos a cartuchos de dinamita. A los pocos minutos, De la Cuadra comprueba que también han boicoteado el puente de mando. Han dejado fijo el rumbo del timón y han escrito un mensaje claro con cinta aislante: “no mover, peligro”. Si alguien toca el timón o intenta cambiar de rumbo de alguna manera, el barco saltará por los aires.
Mientras tanto, Ramiro también está luchando por sobrevivir. Gamboa piensa que le ha traicionado al construir, sin consultarle, una baliza de seguimiento para anillársela al pato. No piensa consentir las insubordinaciones y sabe cómo evitar que vuelvan a producirse: matando a Ramiro, que tras una paliza mortal se irá desangrando internamente, sin dejar marcas. Moribundo e indefenso, Ramiro convence a Gamboa para que le de una nueva oportunidad, todavía puede desactivar el mecanismo de rastreo. Tiene 8 horas para cumplir su promesa.
A punto de saltar por los aires y con un nuevo tripulante, el Estrella Polar celebra que hace dos meses que zarpó de puerto. Tal día como este estaba previsto que terminara la misión científica y educativa que tenían encomendada y todos ellos podrían regresar a sus casas, con sus familias y seres queridos. Ahora, todos sus tripulantes se conforman con sobrevivir un día más y comprobar que nuevo misterio les depara el mañana.


No hay comentarios:
Publicar un comentario